viernes, 22 de junio de 2012

SOY UN PAQUETE. LA CORRECTORA LITERARIA. FEEDBACK..


Esta parte es muy interesante, la de la correctora literaria: Marisol Oviaño. Me dio p’al pelo, si se me permite la expresión. Me vapuleó de lo lindo. De los casi ciento ochenta folios que le entregué de “Anochecer en El Puerto”, creo que puedo presumir de haber sido el escritor con más correcciones, tachaduras, páginas borradas, frases sin sentido, diálogos estúpidos e inconsistentes, problemas de estructura, de sintaxis, con elipsis absurdas, con giros contradictorios, con planteamientos chorras, de toda la historia de la literatura universal.
Prometedor comienzo.
Cuando tuve la sesión con Marisol en su taller literario y vi el manuscrito, que había engordado el doble por la enorme cantidad de post it que había en su interior lleno de toda clase de enmiendas, creí morir.
Me vine abajo.
-          No eres un mal escritor, solo eres un escritor novato.
Fue lo que me dijo al salir de su estudio después de más de dos horas de feedbak o retroalimentación crítica que no me dejaba en muy buen lugar. Pero así y todo me relajé algo, al menos era escritor, novato. Llegué a casa y empecé a corregir la novela siguiendo al dictado las indicaciones de Marisol. Ella previamente me había entregado un archivo con la obra corregida en Word, pero yo quería ver todo el proceso de corrección. Cuando empecé a pasar páginas, al llegar más o menos a la cincuenta, me llamó la atención que no había prácticamente, no ya una página, ni siquiera un párrafo que no hubiera necesitado de la observación y corrección de Marisol. Me fijé y, con un profundo desconsuelo, vi que no se salvaba ni una sola página del libro, y prácticamente ni un solo párrafo.
Y me vine abajo.
Esta vez sí decidí abandonar, exactamente igual que cuando salí de la sesión con Marisol. Que le den por el culo a la literatura. Que escriba su madre.
Afortunadamente me duró sólo unos pocos días. Tenía que centrarme en los logros que eran lo que podían sostenerme en ese momento. Marisol me dijo que ella no se reía jamás leyendo, ya le vale,  y que con mi novela le había sucedido un par de veces. También me dijo que yo no era mal escritor.
-          Pfffffzzzssss.
Y como no me quedó más remedio, me vine arriba.
No hay otra salida.
Seguiremos compartiendo. Esto que voy contando estos días trata de la parte fácil. Salvo por el inciso de la selección española; pero es que me toca las pelotas tanto listo, y hay que salir en defensa de lo mejor que tenemos.
Y cuidarlo.

miércoles, 20 de junio de 2012

Somos la única selección que no se ha abrazado con el pase a cuartos. ¡La única!

¿Qué nos pasa? ¿Por qué nos tenemos tanta rabia? ¿Por qué nos cuesta tanto experimentar la confianza ciega? ¿Qué ha hecho Vicente del Bosque o su equipo técnico para que a la menor oportunidad oscurezcamos su irrepetible éxito?

He leído las declaraciones de Del Bosque, que hastiado, y con razón, por estar siempre bajo sospecha, ha dicho lo que corona el titular de la entrada de hoy.

No sé si nos hemos fijado pero esta selección nos ha dado mucho más, pero mucho más, de que jamás podremos devolverle por más años que pasen. Y no me valen los cansinos tópicos sobre los dineros que cobran o los intereses que representan. Estos chicos, muy jóvenes, solo han conocido un estado que les ha colocado en la mejor selección del mundo: EL TRABAJO. Y eso ha querido decir RENUNCIA: han renunciado al tiempo libre, a la vida de chavales de la calle, a su familia. Han puesto su enorme talento al servicio de un proyecto y sólo han podido marcar la diferencia a través de un trabajo intenso y continuado. Se han ilusionado generando las más altas expectativas y no han dudado en ser uno sólo cuando se ha tratado de la selección.

No podemos alimentarnos de su éxito para calmar nuestra frustración, y acto seguido no perdonarles el éxito y no otorgarles nuestra plena confianza.

Vicente del Bosque y su equipo técnico rezuman sabiduría por todos sus poros. Toman decisiones y eligen. Asumen su responsabilidad y entienden lo que conviene al bien mayor de la selección.

Nosotros, el resto de los casi cincuenta millones de seleccionadores y entrenadores que somos rezumamos prejuicio, catastrofismo y envidia de un equipo técnico sin igual y de unos chicos muy especiales, comprometidos, trabajadores y entusiastas.

Ellos tienen mi confianza y mi más profunda admiración. Todo cuanto puedo hacer que tenga que ver conmigo es aprender de ellos.

Al éxito no se llega porque sí. Preguntadle a ellos.

domingo, 17 de junio de 2012

LO QUE ME GUSTA Y LO QUE NO. SER O NO SER ESCRITOR Una aproximación al espíritu crítico.


Cuando estudiaba guión de cine me quedé con una frase de mi admirado profesor y querido amigo Pedro Loeb: Los productores entienden de películas que funcionan y películas que no funcionan. Se me pusieron los pelos como escarpias ¡qué barbaridad! Luego lo entendí. Si haces una película muy buena, una obra de arte, una película conceptual, abstracta, plena de sentido, transgresora, pero no funciona, no haces más películas, a menos que te las pagues tú, o persuadas a un mentecato con pasta. Si haces una película corriente, pero funciona, haces más películas, y eso te da la oportunidad de hacer películas buenas. Hay muchos ejemplos. En el circuito del cine hay público para todos los gustos. Personalmente disfruto del cine de Tavernier, de Malle, de Von Trier, de Besson, de Renoir, de Winterbottom, de Solontz, de Buñuel, de Haneke, de Bergman, que podríamos decir que pertenecen a esa parte del séptimo arte que entronca más con las vanguardias, que está dirigido a un público maduro, culto, más liberado; pero también disfruto, y mucho, con el cine comercial de Hollywood, desde el cine de acción a las películas románticas. Y creedme, disfruto de verdad. Siempre me he cagado en la polarización, en estar a favor o en contra, en el posicionarte en chuminadas. Me gusta el buen cine, lo interprete Schwarzeneger, Adam Sandler, Buscemi, Klaus Kinski o Liv Ullmann. 

Con la literatura me sucede lo mismo, y con la música. Observo el arte con pocos o ningún prejuicio. La labor creadora, en sí misma, me parece divertida, difícil, angustiosa, liberadora, atenazadora, esclava y libre. Y eso hace que sienta un respeto reverencial con quien se atreve a exponerse y mostrar su arte. Luego decido si me gusta o no. Pero de ahí no paso.

Esto que expongo, querido amigo, es sólo para situar mi ámbito de crítica, que como ves es sumamente complaciente. No espero, ni mucho menos, que la crítica sea complaciente conmigo. Es más, no lo será y eso me permitirá observarme desde un lugar más neutral, donde pueda identificar las carencias que no he sido capaz de ver y poder así tomar acciones correctivas. 

En las siguientes entradas hablaré del proceso creativo y de lo que los angloparlantes llaman "feedback".

viernes, 15 de junio de 2012

PUBLICAR ES FÁCIL. PRIMERAS EXPERIENCIAS


Hoy echo a andar www.enrutahaciaelexito.blogspot.com , un blog donde quiero volcar mi experiencia de éxito, o no, con la publicación de mi novela “Anochecer en El Puerto”, editada por Infova Ediciones.
En este blog quiero compartir la aventura editorial de un escritor primerizo; las anécdotas, las torpezas, muchas, los aciertos, menos, las meteduras de pata, las decepciones, las buenas noticias. Quiero compartir los mejores momentos que he tenido en mi relación con el editor, con los medios, con las autoridades competentes, con los amigos, con todo lo que me he relacionado como consecuencia de la publicación del libro.

Y los peores.

¿Por qué titulo www.enrutahaciaelexito.blogspot.com ?  Muy sencillo, porque he soñado con el éxito desde muy jovencito. Uno sueña con el éxito aunque no tenga ninguna habilidad. La televisión ofrece muy buenos ejemplos de éxito sin saber hacer la O con un canuto. El éxito tiene ese punto de laxitud que lo hace atractivo a cualquiera con independencia de los méritos. Pero ahora resulta que he hecho algo que me genera esa expectativa: publicar una novela. Creo haberlo dicho ya: Anochecer en El Puerto.  Y quiero compartir, lo que va desde que lo publico hasta que se convierta en la sorpresa editorial del año. Así, si alcanzo el éxito lo haré de la mano de quienes me acompañen en este viaje con sus críticas, observaciones, opiniones y consejos,  y si no lo alcanzo, que será algo de mi exclusiva responsabilidad, compartiré mi desazón, pero también mi aprendizaje que seguro que resultará útil a alguien. Empezando por mí.

Pero avancemos, vayamos a los orígenes:

RAE:      éxito (Del lat. exĭtus, salida).
1. m. Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.
2. m. Buena aceptación que tiene alguien o algo.
3. m. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto.

El diccionario de María Moliner además admite el uso de la palabra éxito como: Resultado, bueno o malo, de una empresa, una acción o un suceso.  Es decir, cabría la posibilidad de que mi experiencia como escritor tuviera un éxito malo. Y vistas las dificultades, a priori parecería lo más normal. Su uso como tal, como éxito malo, es poco corriente.  En todo caso el éxito que yo quiero es el del bueno, el fetén. Esto, por favor, que quede muy claro.

El éxito no es sino la expresión de logro que uno siente cuando alcanza sus objetivos.  La primera sensación de éxito la tuve cuando supe que iba a publicar mi novela “Anochecer en El Puerto”  -publicar un libro fue mi primer objetivo-,  y esa sensación me duró hasta que lo tuve en mis manos, ese intervalo de tiempo fue más o menos desde diciembre de 2011 hasta abril de 2012. En concreto, el 23 de abril. Ese día era importante por varios motivos: Se celebraba el aniversario de la muerte de Shakespeare, el de Cervantes y salía a la venta mi libro.

Ese día se publicaron un montón de libros más, además del mío. Pero uno acomoda la realidad a su mejor conveniencia. Esta tergiversación interesada confirmaba mis sospechas: se pueden cumplir cincuenta años y no madurar. Uno puede seguir con la persecución de sus sueños con el mismo entusiasmo infantil con que lo hacía en su infancia. Y para vivir esa sensación necesitaba interpretar la realidad a mi mejor conveniencia.
Y para mí el 23 de abril de 2012 era el aniversario de la muerte de Shakespeare y de Cervantes, era el día del libro e Infova Ediciones, en su colección de narrativa Holo lanzaba “Anochecer en El Puerto” de François Pérez Ayrault. 

Un servidor.

Hasta ese momento y unos pocos días más me duró la sensación de éxito. La vida, que para eso se pinta sola,  me apeó de esa nube vaporosa que tan cálidas sensaciones me provocaba.
Publicar es fácil.
Tremenda conclusión ¿verdad? Pues que sepas, querido lector, que es fácil.  Al menos, comparado con vender tu libro. No tienes éxito como escritor a menos que te lean. Al final, como casi todo en la vida, el éxito es una cuestión de resultados.
Eso, a menos que para ti éxito sea sólo poner por escrito algo y que conste. Si es así, sólo por haber publicado ya tienes éxito, pero a esa clase de éxito, como he dicho, es fácil acceder.

Me centraré en la cronología de los hechos para hablar de esta experiencia. No regatearé esfuerzos, ni pudores, ni vergüenzas personales para mostraros lo mejor y lo peor de lo que he hecho.  Estas semanas transcurridas han sido un chute de sabiduría de dimensiones colosales.

Y esto no ha hecho más que empezar.